En esta segunda entrega dedicada a los Jóvenes y Señoritas que terminaron la carrera de Comunicación Audiovisual, tenemos el agrado de presentar el testimonio de la Primera Licenciada de la Carrera de Comunicación Audiovisual de DIAKONIA. Nos referimos a Amparo Piedrahita de nacionalidad Colombiana pero de corazón Camireña. Desde Portland - Oregon nos comunica Vida y Esperanza.
Los medios de Comunicación
un arma de doble filo
Que gran y maravilloso don tenemos todos los Comunicadores Sociales, que maravilloso es cuando lo descubrimos y lo ponemos al servicio de los demás, cuando somos capaces de hablar de paz, esperanza, fe, amor, libertad, fidelidad, perdón, sinceridad, amistad.
Decía el Papa Juan XXIII que, aunque el mundo estuviera dividido, era necesario seguir hablando de paz, y si hay paz es por que hay los demás valores. Si comenzamos a cultivar el amor, vamos haciendo una cultura del amor, si todo lo impregnamos de amor, hacemos una civilización del amor, y si todo lo que pensamos lo referimos al amor, a crecer en el amor, nos podemos imaginar? el bien por si solo va a excluir el mal, ya que nadie resiste al amor; es por eso que me atrevo a decir que Los medios de Comunicación son un arma de doble filo, porque podemos ver claramente todo el bien o el mal que podemos HACER a través de ellos.
Recordemos a nuestro tan querido Papa Juan Pablo II, en uno de sus mensajes dirigidos a todos los Comunicadores y Medios de Comunicación Social el año 2005 “Las modernas tecnologías nos ofrecen posibilidades nunca antes vistas para hacer el bien, para difundir la verdad de nuestra salvación en Jesucristo y para promover la armonía y la reconciliación. Por ello mismo su mal uso puede provocar daños enormes, suscitando incomprensión, prejuicios y hasta conflictos”
De misionera en Camiri a universitaria en Diakonía
De tanto caminar por la vida Dios me dio la dicha de llegar a Bolivia como misionera en 1995, donde trabaje en el Vicariato Apostólico de Camiri, allí M. Leonardo Bernachi me dio la oportunidad de trabajar con los jóvenes, preparábamos vídeos caseros y publicidades radiales para llegar a los hogares con mensajes de amor, esperanza, paz... de esta forma se me dio la oportunidad de prepararme mejor y es así como llegue a mi casa DIAKONIA, donde pude aprender a través de los profesores, las clases, las metáforas, los corporativos, los programas radiales como "El gol a la vida", el programa radia infantil "El Pantanal Majico", estudio del programa televisivo infantil.
La comunicación no tiene fronteras
Un comunicador puede estar en cualquier lugar, país, ciudad, oficina... comunicando la nueva buena, como me encuentro yo en estos momentos por gracia de Dios en Portland, Oregon EEUU donde soy Coordinadora Pastoral del Ministerio Hispano en la Iglesia San Pedro y atiendo las necesidades pastorales del hispano católico evangelizado, reconociendo, desarrollando, acompañando y apoyando las pequeñas comunidades eclesiales y otros grupos (Encuentro Matrimonial, Catequesis, grupo de Teatro, Danza Azteca, Grupos de Oración, Catecúmenos, actividades como las fiesta a la Virgen de Guadalupe, la Cena Latina, la Tardeada, el Bazar, etc.) ayudando a las familias a adaptarse a la cultura hispana en los Estados Unidos, sin perder sus raíces.
"Hija de Diakonia..."
Es acá donde me colocó el Señor donde podo trabajar juntos por la unidad de la comunidad Hispana de la Arquidiócesis de Portland. Doy gracias a Dios por la oportunidad de ser una hija de Diakonia, por la formación que allí recibí, por que gracias a todo lo aprendido puedo moverme como Comunicadora Social, donde soy conscientes que todos somos emigración, no podemos ignorar las dificultades por las que ha de pasar la persona que emigra, desde antes de salir de su país, al que generalmente deja por necesidad de conseguir los recursos necesarios para llevar una vida digna él y su familia, cuando no ha de hacerlo forzado por la violencia, la discriminación, el exilio, el destierro o la guerra.
Una nueva misión
A estas dificultades en origen se añaden las del trayecto, que, en casos como el de la travesía del Estrecho o del Océano en frágiles embarcaciones, constituye un riego de muerte. Luego vendrán las dificultades de encontrar trabajo, vivienda, papeles, la adaptación al trabajo, a las comidas, a las costumbres, al país... Es acá donde se encuentra Amparo Piedrahita, practicando, viviendo, enseñando lo aprendido, en aquel pedacito de cielo llamado Diakonia donde un día me abrieron las puertas de par en par y confiaron en mi.
Reciban un saludo desde la Iglesia San Pedro de la Arquidiócesis de Portland, EEUU, desde donde estoy al servicio de mis hermanos emigrantes, recordándoles que todos somos dignos porque somos amados por Dios.